El acero colaborativo

El acero colaborativo

Hace algunos años, en el encuentro del Acero en Cali, el arquitecto Joe Delgado de Idearquitectura usó el término de “acero ciudadano” para referirse a uso del acero en su obra, caracterizando la cercanía y proximidad que sugería el uso del material, su cotidianeidad. Me pareció un término muy adecuado y simbólico, del que me habría gustado apropiarme para destacar un aspecto que me parece interesante del acero. En su reemplazo, para evitar la apropiación indebida, usaré la idea del acero colaborativo. Con ello me refiero a la capacidad o virtud del acero de combinarse armoniosamente con los otros materiales de uso frecuente y hasta común en la arquitectura, tanto en estructura como en terminaciones. Una idea que también menciona el arquitecto chileno Juan Sabbagh, premio nacional de arquitectura 2004 y recientemente premiado con el gran premio Icha 2013. El acero dialoga con total comodidad con el hormigón, con el cristal y con la madera; además se combina con libertad con los más diversos materiales de terminación imaginables, desde los tres ya mencionados a los compuestos (composites), los sintéticos y hasta los experimentales. Se podrá argumentar que ese atributo lo comparte con todos los materiales mencionados en tanto ellos también son parte de este diálogo. Es cierto, pero la diferencia parece darse cuando lo asumimos simultáneamente desde la estructura y de la terminación. Es en esta doble función que el acero se destaca y promueve, como veremos más adelante, el tratamiento de la estructura como si fuera un acabado.

 

Edificio Indumotora Panamericana, división Camiones y Buses; Santiago de Chile; Juan Sabbagh, arquitecto; Premio ICHA 2013:

En opinión de muchos, esto radica en la versatilidad y creciente variedad y oferta de productos, elementos y componentes tanto para la estructura como la terminación de un edificio. El mercado de los productos de acero para la construcción está en permanente desarrollo y enfrenta día a día nuevos desafíos. Esto lo hemos podido ir mostrando en este sitio, tanto en los más de 200 proyectos que ya hemos presentado y comentado como enlas materias que estamos tratando periódicamente. En el esquema siguiente se muestran las esquemáticamente las distintas aplicaciones del acero tanto de obra gruesa como de terminación.

Lo que se puede observar es que el acero, en su carácter de material de ‘Terminación’, ocupa o invade una parte importante del área que podemos asignar a la ‘Obra Gruesa’. Así, por ejemplo, toda la actividad de obra gruesa que es tratada como obra “a la vista” es ocupada, en rigor, por la vertiente de las Terminaciones. En otras palabras, en general el acero de obra gruesa tiene un carácter innegable (y un potencial) de ser al mismo tiempo, una faena de terminación. Hay algunas excepciones tales como los casos de estructura interna de una construcción en base tabiquerías de acero -ligeras o de mayores espesores- o las estructuras incorporadas en sistemas mixtos o compuestos -hormigón armado, algunas de las formas de configurar las estructuras mixtas, tableros de madera pos tensados para puentes. Este esquema, que podría no pasar de ser un acaso ejercicio académico, tiene sin embargo, repercusiones importantes en la forma en que los arquitectos debemos o podemos enfrentar el diseño con el acero.

El acero nos convoca y nos exige que asumamos este carácter de terminación en los diseños destinados a la estructura y la obra gruesa del edificio. Es decir, debemos asumir el potencial de ser parte de la terminación de la obra gruesa o la estructura de acero. El tema no es menor, porque nos sitúa en el centro de la articulación y coordinación entre arquitectura y estructura. A propósito de esto mismo, en una ponencia reciente de Juan Sabbagh, en el contexto del seminario de estructuras con perfiles HSS celebrado en Santiago, el arquitecto explica y muestra cómo su oficina, precisamente para estar presente y tener control de esta articulación, ha emprendido la tarea de dibujar los planos de arquitectura con la expresión y formato con que se desarrollan los planos de cálculo estructural. Esto no es solamente un aspecto formal del dibujo, es asumir que la comunicación entre la arquitectura y la ingeniería, para ser eficaz y evitar los desencuentros y las consecuentes dificultades de obra, debe compartir un código, una lectura, un lenguaje común. La opción de Sabbagh arquitectos es radical y, lejos de ser una pérdida para su arquitectura, es un evidente salto adelante: al hacer ellos la conversión de su estrategia de dibujo, que se ampara en la menor dificultad de implementarla, asumen una posición de liderazgo en la generación y transporte de información. Es lo que, en otras oportunidades, hemos llamado la importancia de la comunicación o el lenguaje común entre los distintos actores de la construcción. La estrategia puede no ser del agrado de todos los arquitectos, el esfuerzo de aprendizaje puede ser alto, el sacrificio de la ‘expresión’ del dibujo arquitectónico puede no ser comprendido. Sin embargo, es eficaz, como lo demuestra la obra del estudio y nos sitúa en un punto que hemos insistido mucho: el objeto de nuestro trabajo como arquitectos es “la obra habitada a entera satisfacción del habitante o del usuario” y no un buen dibujo o una interesante publicación. De modo que asumiendo ese desafío, Sabbagh arquitectos se hace cargo de uno de los cometidos de la arquitectura.

Sin embargo, hay una condición que quisiera explorar un poco más y se refiere a la medida.

El acero exige y representa precisión, su medida es milimétrica (aunque su unidad comercial sea el peso: toneladas), sus tolerancias también. Ello ya habla de un compromiso importante para el diseño. La medida del diseño de detalle a nivel de objeto también es el milímetro, independiente de la materia. La textura, la junta, la línea que divide o marca un acento es, en el objeto, precisa, milimétrica cuando mucho y, ciertamente no depende del tamaño del objeto. Piénsese en la industria automotriz, en la maquinaria de precisión, referentes que con frecuencia nos producen asombro o envidia. En este sentido, el diseño del detalle en la estructura de acero entra en la misma categoría que el diseño de objetos. Esto, que es una cuestión crítica, vale tanto para la selección de los tipos y secciones de los perfiles de la estructura como para el diseño de las conexiones y juntas.

Sin el ánimo de polemizar ni mucho menos de descalificar, con frecuencia los arquitectos abandonamos este compromiso y lo entregamos al cálculo estructural o a la ingeniería de detalles y de fabricación y hasta, en el peor de los mundos, a la capacidad de improvisación y/o resolución de la obra. Estas especialidades, por su parte, suelen tener el foco de su atención en el correcto diseño estructural, de fabricación, de montaje o de operación de la conexión o junta. La apariencia o del diseño de detalles no siempre es parte de sus preocupaciones y, en muchos casos, tampoco lo es de sus logros. Así, este terreno, que indudablemente pertenece a la ingeniería, debe, a la luz de lo comentado, ser un terreno compartido entre la ingeniería y la arquitectura.

El concepto del acero colaborativo no se refiere, pues, sólo al diálogo fructífero que el material puede establecer con otros materiales. Se refiere también al diálogo fructífero entre estructura y acabado, entre obra gruesa y terminación. Y precisamente aquí radica el desafío para todos los actores de la construcción involucrados en una obra. Esta capacidad colaborativa exige precisión en el diseño; exige un proceso de proyecto que se involucre tempranamente en la medida de la precisión milimétrica del acero; demanda precisión en el lenguaje (planos) y precisión en la ejecución. Cuando hablamos de que la obra gruesa tiene el carácter del acabado estamos asumiendo un tercer aspecto del carácter colaborativo del acero, la colaboración en el tiempo. Se trata de ejecutar en las etapas iniciales de una obra, faenas de terminación que habitualmente se postergan hasta el final de la misma. Esto, que con frecuencia es sólo entendido como la posibilidad de acortar plazos, es exigente en materia de precisión y cuidado, tanto de diseño como de ejecución. Esta precisión se expresará en que una pieza de acero abordada en obra gruesa de una determinada forma o dimensión, no es conveniente (y acaso posible) de corregir en las etapas finales de la obra: no se puede rebajar, cepillar, enlucir o enrasar. Será al final de la obra como la hayamos diseñado y dispuesto al principio de ella. Por lo mismo, será una pieza de terminación inserta en una obra gruesa y ello exigirá de quienes administren y ejecuten la obra de medidas especiales de cuidado y protección.

En esta edición mostramos dos proyectos del destacado estudio de arquitectura mexicano Grupo arquitectura. Se trata de la Casa Basáltica y de una casa denominada Toy Box. Los invitamos a visitarlos y recorrerlos en detalle. Son dos proyectos que expresan con mucha elocuencia lo que tratamos de comentar. Abordan la construcción del espacio a partir de la colaboración estructural del hormigón e incursionan en el uso de distintos materiales de acabado que alcanzan destacados detalles de precisión. Ambos incorporan materiales de acabado como la madera, el cristal, el acero y las planchas de porcelanato de gran formato. En ambos, la construcción de la obra gruesa es tratada con el cuidado del diseño del objeto, del mueble. El límite entre la obra gruesa y la terminación se ha diluido, la estructura se ha vuelto acabado al punto que incluso el hormigón armado visto es tratado con cuidado en el diseño y ejecución. Mención aparte merecen algunos muebles de acero inoxidable o la maravillosa escalera suspendida que recuerda un tema abordado en la edición de mayo.

Por último, queremos comentar brevemente una obra que está en evolución. En Santiago de Chile se levanta hace algunos años (2011), una compleja estructura de acero que albergará al templo Bahai de Latinoamérica, proyecto de Hariri Pontarini arquitectos, cuya construcción es posible seguir en http://templo.bahai.cl/construccion.htm. Se trata de una de las obras de geometrías más complejas construidas en Chile que ha demandado un gran esfuerzo a las empresas y las personas a cargo de la construcción. Los materiales, piezas y partes provenientes de diversos lugares del mundo, son ensamblados en terreno. La estructura de acero está conformada por nueve estructuras foliformes que se conectan en la base sobre un anillo de hormigón armado y en la cúspide a un óculo central. Irá recubierta en piezas de cristal y revestida interiormente en mármol. En algunos meses más esperamos poder mostrar y comentar en detalle este proyecto. Lo traemos a colación aquí por lo que comentamos sobre la precisión y la medida. Estas piezas fabricadas en Alemania en perfiles tubulares de acero galvanizado por inmersión en caliente se deben montar y ensamblar mediante juntas apernadas con una precisión de pocos milímetros, en una condición de equilibrio muy sensible y hasta inestable. La secuencia fotográfica que cubre el proceso de montaje habla por sí sola.

En síntesis, hemos querido presentar esta idea del acero colaborativo en tres aspectos fundamentales: la combinación amigable y el diálogo que el acero puede hacer con diversos materiales; la colaboración entre la obra gruesa, estructura y el acabado y, finalmente, el compromiso entre el principio y el término de la obra. En todas ellas, la medida del acero es el milímetro, que asegura precisión, ajuste y acabado.