Centro Cultural Gabriela Mistral

Centro Cultural Gabriela Mistral

El uso de acero corten fue para nosotros el nexo perfecto entre pasado, presente y futuro.
Obra
Centro Cultural Gabriela Mistral, Etapa 1
Arquitectura
CFA arquitectos Lateral, arquitectura & diseño. Cristián Fernández E., Christian Yutronic, Sebastián Baraona R., Loreto Figueroa A.
Ubicación
Santiago de Chile
Ingeniería
Luis Soler P.
Período
2009 - 2010
Colaboradores
Hernán Vergara H., Marcelo Fernández, Nicolás Olate V., Hernán Vergara, Nicolás Carbone, Juan Pablo Aguilera, Rodrigo Herrera, Eduardo Cid, Sebastián Bravo, Sebastián Medina, Ximena Conejeros, Irene Escobar, Ricardo Álvarez, Sebastián Bórquez, Rodrigo Carrión.
Sup. construida
18.000m2 aprox.
Web
http://www.lateral.cl/lateralwww/

El proyecto asume la responsabilidad de rescatar la memoria fragmentada de un edificio que ha enfrentado herméticamente la avenida principal de Santiago de Chile durante las últimas cuatro décadas, confrontando imágenes, acercamientos y miradas distintas, muchas veces divergentes y discordantes que no sólo afectan el registro del espacio de la ciudad sino que comprometen, especialmente, la mirada sobre la historia y los acontecimientos de este período. Sin embargo, el edificio original no era tan cerrado como lo recuerdan las generaciones más jóvenes. Obra de los arquitectos Sergio González, José Covacevic, Hugo Gaggero, Juan Echeñique y José Medina, coordinados por el Director Ejecutivo de la Corpporación de Mejoramiento Urbano (Cormu) arquitecto Miguel Lawner, el edificio se permeaba e integraba a la trama urbana. 

Construido originalmente por el gobierno del presidente Salvador Allende en un plazo particularmente corto para la época con el objeto de recibir la convocatoria de la reunión de UNCTAD III en 1972 es, para muchos, el proyecto símbolo de dicho período, demostrando la capacidad de arquitectos, ingenieros, constructores y trabajadores para enfrentar y resolver el desafío. Su destino posterior previsto como centro cultural y ciudadano fue breve (muchos recordamos el casino abierto al uso público y visible desde la Alameda): la Junta del Gobierno lo toma como sede de gobierno luego del incendio del Palacio de la Moneda durante el golpe militar. Su apertura original y transparencia es alterada, conformando un edificio cerrado propio de las actividades que alberga, símbolo también de una era. Luego del retorno del Poder Ejecutivo a la Moneda queda como sede del Ministerio de Defensa, aún después del retorno a la democracia.

En palabras de José Covacevic, uno de los arquitectos del proyecto original, pocas veces un edificio convoca simultáneamente tantas emociones contradictorias: tantos afectos y tanto rechazo y odio.

El fuego también marca su devenir: si antes lo convierte en sede de un poder del estado, otro incendio lo devuelve a la cultura y la ciudadanía. Resultado de un concurso de anteproyectos para recuperar el edificio después del incendio e impulsado por el gobierno de Michelle Bachelet en el marco de los proyectos del bicentenario, la propuesta de Cristián Fernández E. y Lateral arquitectos se hace parte de la historia del país y la materializa en su arquitectura: rescata parte de su legado, rindiendo tributo al proyecto original, pero acentuando su permeabilidad, su relación con el barrio y su transparencia con un lenguaje muy contemporáneo en el que el uso de los materiales (entre los que destaca el acero) juega un rol decisivo en las estrategias de proyecto.

El rescate de algunas obras de arte y elementos del proyecto original es afortunado, así como el diseño prolijo del acabado y del detalle. La visibilidad controlada de su interior desde la calle y la sugerente traslucidez de su fachada de planchas de acero Corten perforado, especialmente de noche, son un regalo para el largo tramo de la avenida a la que el edificio se negó durante tantos años. La integración con el barrio posterior es visual y se lee con claridad, pero está restringida en tanto integración espacial, y de paso por el destino del edificio del Ministerio de Defensa. Llena de público y de actividades -como fue posible verla el domingo 5 de septiembre recién pasado- el edificio se integra en plenitud a una fiesta ciudadana que conmueve entre otras cosas por la posibilidad de hacer extensiva la experiencia arquitectónica 

F. Pfenniger

MEMORIA (técnico-constructiva):

“Sólo porque está fetichizada en objetos físicos, Puede el hombre entender la historia.” (E. Vila-Matas)

Vivimos tiempos en que es más fácil botar que reparar, adecuar y poner en valor. Los objetos y edificios que nos rodean poseen una historia oculta que es necesario descubrir o re-descubrir. Vemos en el trabajo con una estructura existente la necesidad ineludible de una lectura y relectura continua de los elementos y antecedentes de la obra original. Es para nosotros la búsqueda del enigma en la obra y la posibilidad subsiguiente de descifrar ese enigma.

Nos gusta pensar que este enigma se puede traducir, en palabras de Pierre Bordieu, como “un sentido de juego” que no depende necesariamente de los diseñadores sino que se da con el tiempo y con el uso y que depende de lo que le toca vivir y de los agentes sociales que intervienen. Creemos que este sólo hecho bien merece ser develado, y en este caso quizás fue nuestra única premisa al momento de proyectar.

Pensamos que trabajar con el edificio Diego Portales (o lo que queda de él) es un regalo. Vimos en éste un gran desafío pero también una oportunidad, la de trabajar con toda esa carga histórica que a nuestro entender no podía perderse por afanes políticos cortoplacistas ni menos por alguna declaración atávica de “tabla rasa” de algún arquitecto de turno.

Paradójicamente, la forma de enfrentarnos al problema no fue desde el edificio mismo sino desde su entorno, es decir, el pedazo de ciudad que lo circunda y con el cual no se relaciona desde hace muchos años. Ese fue el inicio, la manzana, sus edificaciones y sus alternativas de espacio público. Nuestra estrategia de proyecto nos llevó a definir cuáles eran sus posibilidades para la ciudad y luego el edificio simplemente se amoldó a un diseño urbano que a nuestro entender re-fundaba la relación del lugar con su contexto convirtiéndose en exactamente todo lo contrario de lo que es hoy. En esa dirección las palabras de Jean Nouvel nos hicieron mucho sentido: “Un edificio contemporáneo en un sitio o proyecto existente es exitoso en la medida en que es capaz de realzar lo que lo rodea al mismo tiempo que se realza con lo que lo rodea”.

Desde el punto de vista técnico-expresivo, nuestra propuesta es simple en el sentido de que toma las ideas y cualidades arquitectónicas del proyecto original y las reinterpreta libremente de forma contemporánea en la construcción del nuevo programa.

Las principales ideas que rescatamos son cuatro, pero se pueden fundir en un único concepto de “transparencia”. Estas son: la apertura hacia la ciudad y sus relaciones urbanas a través de una gran cubierta con volúmenes sueltos bajo ella; la creación de nuevo espacio público; la apertura del edificio a la comunidad con la incorporación de programa comunitario como comedores públicos; y la legitimación del proyecto a través de la incorporación de la mayor cantidad de agentes sociales en la configuración de un nuevo referente.

Por otro frente, los principales elementos arquitectónicos y constructivos que rescatamos fueron cinco: El uso del acero corten, el hormigón armado a la vista, el cristal, el acero y la madera. Todos no sólo pensados como materiales a usar como extraídos desde un catálogo sino que siempre llevados al límite de su expresividad.

El uso de acero corten fue para nosotros el nexo perfecto entre pasado, presente y futuro. Siendo un material noble, alejado de las soluciones “pre-pintadas” y de las imitaciones, está presente en el edificio original y nosotros lo llevamos al límite en el nuevo, usándolo como revestimiento de fachada, cielo y pavimento. Se ha aplicado perforado, liso, plegado y natural, explorando sus posibilidades como material y maravillándonos con su nobleza y cualidades sobre todo en el tiempo.

Este revestimiento, que es mayoría en nuestras fachadas, se alterna con el cristal de muros cortina y grandes ventanas siguiendo dos juegos básicos y varios secundarios. Los dos básicos son: el acero corten perforado es la piel del edificio que trata de cubrirlo todo, pero cuando existe un programa al interior que merece ser visto desde el exterior éste se interrumpe dejando aparecer un volumen de cristal que devela un interior fascinante. Es el caso de la Sala de Ensayo de Danza, la Sala de lectura de la Biblioteca y de algunos halles del edificio. El segundo juego es que la aparición de las cajas de cristal deforma la piel de acero corten produciendo pliegues en ésta que cambian totalmente la forma en que la luz cae sobre las fachadas. Combinando estos dos juegos se crea un curioso tipo de espontaneidad en el diseño que nos permite romper con la idea de ‘caja’ y aspirar a futuras relecturas.

El pavimento del proyecto es uno solo, tanto en interiores como en las plazas exteriores donde se le han hecho aplicaciones de acero corten en franjas de 10 x 120cms de forma aleatoria.

Podemos afirmar que tanto la forma en el uso del cristal y del acero corten en fachadas como su solución estructural, la aplicación del pavimento y quizás casi todas las decisiones de diseño sobre el futuro proyecto buscan un único objetivo que es hacer mínima la diferencia entre interior y exterior, ya que para nosotros el nuevo Centro Cultural Gabriela Mistral fue y debe ser siempre ‘espacio público’.

Christian Yutronic

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