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Los puentes son, en verdad, una necesidad y una fascinación que ha acompañado al hombre desde tiempos inmemoriales: han servido para comunicar y conectar lo que está separado, han tendido vínculos robustos entre riberas opuestas, han acercado pueblos y acortado caminos, han permitido el flujo de personas, cargas y fluidos, especialmente agua, como recordaremos de las construcciones romanas. Hay naciones y países que deben su integración territorial a la construcción de puentes, hay ciudades que se deben a sus puentes. Hay amores, guerras, desastres, encuentros y desencuentros que son posibles por los puentes.

Es bien sabido que los puentes han sido un terreno de proyecto en que el hierro y el acero han hecho grandes aportes. Muchos nombres han estado vinculados a estos proyectos en el pasado: Abraham Darby III, Thomas Telford, Robert Stephenson, Isambard Brunel, Gustavo Eiffel, John Roebling, Benjamín Baker, entre tantos otros. En el presente: Santiago Calatrava, Norman Foster, Francisco Manterola y tantos otros cuya enumeración es imposible. Muchos puentes notables están en la memoria colectiva: Puente de Avignon, Ponte Vecchio, El Golden Gate, el Puente Brooklyn, el Puente de Londres. Otros estarán en la memoria de los cinéfilos: el puente sobre el río Kwai, los puentes de Madison. Otros más, serán evocaciones de conocedores: El puente ANSI en China, el puente colgante sobre el Menaï, el viaducto de Garabit.

En esta sección iremos incorporando algunos ejemplos que han sido importantes y han marcado hitos en la construcción de puentes de hierro y acero.