Edificios temporales de gran escala

Edificios temporales de gran escala

Francis Pfenniger
Arquitecto Editor

Los recientes juegos olímpicos de invierno Corea del Sur volvieron a poner en el tapete una discusión y una oportunidad sobre la que se viene hablando desde hace varios años. Se trata del uso y destino de las mega construcciones que suelen hacerse para los distintos juegos (Panamericanos, Olímpicos, mundiales, etc.) que con frecuencia terminan siendo edificios que sobreviven malamente en los entornos en los que fueron construidos, muchas veces subutilizados y a veces hasta degradados, unos verdaderos elefantes blancos. Esto se vincula, además, con las dificultades de gestión, los altos costos involucrados y la mala percepción que puede tener la población residente respecto de estas inversiones en contraste con sus propias urgencias y necesidades. No siempre es evidente el beneficio que estas obras significan para las ciudades y aún los celebrados beneficios económicos que los juegos o campeonatos pueden representar, son de discutible apreciación para la población. Las protestas que tuvieron lugar en Brasil con ocasión de los juegos olímpicos y el campeonato mundial de fútbol hablan de esta realidad.

El problema no es nuevo y ha sido materia de comentarios y estudios de distinto tipo. Uno de ellos es el reporte encomendado por el Ministerio de Infraestructura y Medio Ambiente con ocasión de la postulación de Holanda para los juegos de 2028 y realizado por el estudio holandés de arquitectura, investigación y urbanismo XML. El estudio, analiza las postulaciones de Madrid, Estambul, Doha y Tokio para los juegos de 2020 y la propuesta de Sudáfrica para los juegos de 2024 desde distintas perspectivas: Cultura y Marketing; Economía, Infraestructura y Diseño y Geografías potenciales. Entre las conclusiones que el estudio levanta se sostiene que en el futuro las naciones democráticas tendrían serias dificultades o simplemente no estarían en condiciones de alojar las Olimpíadas debido a las tensiones crecientes entre los intereses públicos de las democracias y los intereses comerciales de los juegos, lo que favorecería las postulaciones de gobiernos de administraciones más centralizados. Entre otros aspectos el estudio señala que existe un ciclo de aproximadamente 20 años en que los juegos responden con un determinado paradigma en función de la condición política, social y económica imperante. El actual parece ser el de los mega eventos asociados a la industria del espectáculo y la televisión, pero sugieren que las postulaciones deben anticiparse a los posibles cambios futuros.

En cierta medida, estos dos aspectos de la reflexión se vinculan: la condición política, económica y social en que se desarrollarán los eventos y el paradigma que representan con el carácter, destino y uso de los edificios que se levanten con ocasión de ellos. Sin ser querer ser parte del primero, podemos observar desde este sitio algunos aspectos que pueden ser de interés del segundo.

Si las fuertes inversiones en infraestructura no siempre encuentran un uso adecuado en las ciudades que alojan los juegos un cambio posible sería postular que algunas de ellas fueran reversibles, modificables, re-asignables y/o hasta desmontables. Estas características son propias de las construcciones en acero y han sido comentadas en este mismo sitio posiblemente a otra escala de inversión. Esto ya ha sido considerado en las olimpíadas de Londres del 2012, Río 2016 y, recientemente en los Juegos de Invierno de Pyeongchang. La idea surge de contrarrestar las experiencias de China y Atenas, que dejaron en sus ciudades valiosos y celebrados edificios convertidos en elefantes blancos. 

En efecto, en las Olimpiadas de Londres de 2012 ya se promueve fuertemente el concepto de una intervención más escalada, menos invasiva y más ‘verde’, entre otras consideraciones, por la vía de hacerse cargo de la temporalidad de las construcciones. Así, de las 34 instalaciones que se habilitaron para la ocasión, sólo 8 tienen el carácter de permanentes, aunque finalizado el evento serán re escaladas para albergar menor cantidad de público, acorde a las necesidades locales. Por su parte 7 nuevas instalaciones son completamente temporales, mientras las restantes serán instalaciones existentes reacondicionadas. Entre los edificios que desarrollan este concepto está el estadio olímpico de Londres, con una capacidad de 80.000 personas que, finalizado el evento, reduce su aforo a 25.000 asientos, que es la necesidad estimada útil para el recinto en el largo plazo. Una estructura de acero de bajo peso con conexiones desmontables y cubierta de telas permite esta operación.


Imagen 1 – Estadio Olímpico de Londres para las Olimpíadas 2012. Fuente http://www.arquitecturaviva.com/

Instalado en una isla, el edificio es muy compacto y simple. El proyecto de Populous privilegia en su construcción el uso de materiales reciclables y de bajo peso. Una parte asentada en el terreno incluye graderías y una plataforma de libre circulación con restaurantes y tiendas. Dos elementos complementan el estadio: un sistema de graderías desmontables y una estructura triangulada que soporta la cubierta tensada autosoportante y  los postes de iluminación.  La estrategia reduce el peso de la estructura y, consecuentemente su costo. En detalle de corte adjunto se aprecia claramente el concepto comentado que está enteramente estructurado en acero.


Imagen 2 y 3 - Corte General y de detalle del Estadio Olímpico Londres 2012. Fuente http://www.arquitecturaviva.com/

Otro edificio emblemático en este sentido es el Basketball Arena, también de Londres 2012. Una estructura de 1.000 toneladas de acero completamente desmontable y también enteramente cerrada en base a telas impermeables.

 
Imagen 4 – Basket Ball Arena, Londres 2012 – http://fentonholloway.com


Imagen 5– Basket Ball Arena en obra, Londres 2012 – http://fentonholloway.com


Imagen 6– detalle – Fuente https://www.mclh.co.uk/projects/london-2012-olympic-basketball-arena/


Imagen 7- Corte Basketball Arena – Londres 2012 – Wilkinson Eyre, Architects - Fuente - https://www.archdaily.com

Proyectada por la oficina Maclaughlin & Harvey, el proyecto en su momento fue considerado para ser trasladado a Rio de Janeiro para las Olimpiadas de 2016, idea que luego fue desechada por problemas de costos.

Estos son solo dos de los ejemplos mencionados, pero tienen en común el concepto de la transformabilidad y adecuación del espacio construido y su eventual completo desmontaje, dos estrategias que permiten pensar en una inversión más sustentable. Por otra parte, comparten el material de la estructura. Nuevamente en este ámbito, el acero ofrece ventajas comparativas importantes, posiblemente insuperables por el momento.

El concepto es actualizado en las Olimpiadas de Río 2016, en el edificio del Handball Arena. Apelando a este concepto de ‘arquitectura nómade’, que demanda que aun la arquitectura temporal deje un legado y una huella perdurable, el equipo de diseño de Oficina de Arquitetos  y Lopes, Santos & Ferreira Gomes en trabajo asociado con la firma inglesa AndArchitects proponen un edificio con un aforo de 12.000 espectadores que será reconvertido en 4 escuelas públicas. El diseño de ambas situaciones y usos fue simultáneo, como una forma de asegurar el mejor aprovechamiento del material y de asegurar que la transformación fuera efectiva y sustentable.


Imagen 8 y 9 - Esquema conceptual del proyecto Handball Arena – Río 2016 - Oficina de Arquitetos + Lopes, Santos & Ferreira Gomes


Imagen 10 - Handball Arena – Fuente: http://oficina.arq.br/


Imagen 11 - Handball Arena – Fuente: http://oficina.arq.br/

El caso más reciente, con el que iniciamos este comentario, es el de los Juegos de Invierno de Corea del Sur. El edificio pentagonal en que se celebraron las ceremonias de apertura y clausura de los juegos, tiene una capacidad para 35.000 espectadores, que resulta una cantidad exorbitante para una localidad que tiene una población permanente de 45.000 habitantes. En vista de ello, las autoridades encomendaron un proyecto que pudiera ser desmontado, dejando algunos edificios permanentes que se destinarán a un edificio multipropósito y un museo de los mismos juegos, mientras la estructura de las graderías es completamente desmontada y re destinada. 

Los ejemplos de la última década comentados, sin embargo, no son completamente pioneros ni son los únicos casos conocidos. Ya en 1992 se utilizó en Francia en los juegos de invierno una estructura temporal similar a una carpa de circo que había sido utilizada en los juegos de verano de Barcelona del mismo año.

Como se ve, las posibilidades que ofrece el acero para levantar construcciones temporales independientemente de su escala, para su posterior reutilización o re destino son innumerables. Ello vuelve a poner en evidencia uno de los atributos más relevantes del acero como material de la arquitectura y la construcción. Las estrategias que se han desarrollado en los ejemplos comentados hacen buen uso de estos atributos, pero se sustentan en una mirada integral previa y más amplia en la que son importantes dos conceptos. El primero es la importancia de que la arquitectura se piense y se haga considerando la escala del lugar y que, de acuerdo a ella, se piense y determine incluso el programa que albergará. Es lo que denominamos escala adecuada, una arquitectura justa, una obra respetuosa. El ejemplo de los Juegos de Invierno de Pyeongchang se hace cargo de esta alternativa. La segunda es pensar que ante requerimientos puntuales de programa muy intensos se puede recurrir a las construcciones temporales, que se puedan desmontar, re escalar o re destinar. En este caso, la propuesta conceptual desarrollada para el edificio del Handball Arena de Río, parece un camino muy interesante que abre un camino de múltiples posibilidades. Prever tempranamente un nuevo destino para el edificio, considerar incluso la posibilidad de separarlo en distintos edificios es hacerse cargo de que el primer y probablemente más importante gesto de sustentabilidad es no desaprovechar lo construido. En ese sentido, me parece que adquiere aún un valor mayor si el nuevo uso y destino de un edificio destinado a la celebración como lo es un edificio deportivo, se convierta en un edificio destinado a la formación, a la educación en entornos vulnerables, porque habla de un sentido de responsabilidad y compromiso que nos convoca como personas. Y en este escenario, los profesionales, arquitectos, ingenieros y constructores, los productores y la industria tenemos mucho que aprender, aportar y compartir. El acero, como material y toda la cadena de valor que incluye, es una herramienta que se presta especialmente a esta reflexión.

Francis Pfenniger
Arquitecto Editor

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