Velódromo Peñalolén

Velódromo Peñalolén

La forma del terreno permite dar solución a las graderías en taludes pre-existentes apareciendo la cubierta como una nube más del paisaje.
Obra
Velódromo Peñalolén ODESUR Santiago 2014
Arquitectura
Iglesis Prat Arquitectos. Arq. Jorge Iglesis
Constructora
Basco
Cliente
Instituto Nacional del Deporte
Ubicación
Ñuñoa, Santiago de Chile
Ingeniería
ALPHA (Alfonso Pacheco)
Colaboradores
Ewa Ziolkowska - Verónica Romanque
Consultoría
COZ
Presupuesto
PCL $215.481.860.- DLS $430.000
Sup. terreno
231.356m2 (Parque Peñalolén)
Sup. construida
9.851,09m2
Materialidad
Acero, Policarbonatos y Revestimientos Metálicos.
Iluminación
Paulina Sir Fierro
Paisajismo
Cristobal Elgueta M.
Fotografía
Juan Francisco Vargas Malebrán
Web
http://www.iglesisprat.cl/

El proyecto de Velódromo pertenece, al igual que el de la piscina cubierta, a los edificios proyectados con ocasión de los juegos ODESUR en Santiago, en marzo de 2014 y comparte con aquél, el problema de ajustar las necesidades del evento a las posibilidades de explotación y uso futuros. Situado en los contrafuertes cordilleranos de la ciudad de Santiago, el edificio del Velódromo se hace parte de un proyecto mayor que es el parque que lo recibe. La propuesta, pues, nace haciéndose cargo de esta mirada global y de paisaje en el que ni la presencia de la Cordillera de los Andes, ni las pendientes y acaso las vista sobre la ciudad están ni pueden estar ausentes. El paisaje y, consecuentemente, el paisajismo son cofundadores de este proyecto que aspira a situarse como una nube más sobre el terreno sin tocarlo. Los necesarios movimientos de tierra conforman taludes en los que se asientan las graderías, taludes que recortan y recomponen la topografía alrededor del edificio dando forma a esos planos de transición entre lo natural y lo construido que son, también, la plaza urbana de la llegada, las escalinatas, los planos nobles de los accesos y la terraza con las vistas sobre la ciudad. Desde el emplazamiento en el terreno se aprecia la claridad con que se aborda el proyecto. Son espacios extensos, reposados, nobles, que permiten una experiencia que se puede vivir de subida o en el descenso, en soledad o en la multitud. El edificio en si mismo separa la cubierta del suelo y la deja, suspendida y flotante –la nube blanca- conectada apenas por la mampara trasparente del cerramiento. Esta mampara de cristal, dilatada de la estructura principal del edificio, delimita una vereda o terraza rodea por el exterior la elipse replicando, en el paisaje, el circuito interior. La cubre parcialmente un gran alero de celosías de madera que se interna en el edificio. Unos machones de hormigón armado, como contrafuertes, reciben una estructura de cubierta de acero muy esbelta recubierta con una tenso estructura de tela blanca. Estos elementos básicos organizan estructuralmente y espacialmente el conjunto del edificio. La estructura de acero y la cubierta blanca y luminosa quedan suspendidas también desde el interior del edificio: flotan sobre la pista de madera. Las graderías dan una nota de color tras las cuales, la circulación de perímetro es recogida por el cielo de celosías de madera que se extiende, esta vez, hacia la terraza. Lo que parece primar aquí es la fluidez y la continuidad del espacio, las circulaciones, los usos específicos. Un velódromo es un edificio de grandes dimensiones, pero éste parece fundirse en el paisaje y en el entorno y desde el interior, se suma a la luminosidad existente. Hay mucha luz y continuidad, hay un cuidadoso y logrado clima que habrá que preservar y difundir, a través del uso. Nuevamente, la memoria alude a elementos que no se aprecian (planchas de acero microperforadas) que habrían completado el esfuerzo declarado pero aún, en su ausencia, muy logrado.

F. Pfenniger

Pertenecer al Parque

La definición de una gran cubierta aérea y suspendida en el aire marca la idea-fuerza del diseño arquitectónico.

Una sola plataforma clara y rotunda que se levanta al oriente, con la cordillera configurando el paisaje principal para el recinto deportivo. Una cubierta simple, constructivamente resistente y duradera que visualmente no se apoya en fachadas perimetrales manteniendo permeable el volumen. La forma del terreno permite dar solución a las graderías en taludes pre-existentes apareciendo la cubierta como una nube más del paisaje. Los revestimientos del exterior se diseñaron con patrones de microperforaciones que evocan movimiento y fluidez.

Producen juegos de luces y sombras que le entregan al edificio un carácter recreativo y lúdico además que lo integran al parque donde está emplazado. El diseño busca eficiencia y economías. La estructura se soluciona en perfiles de acero que conforman una tenso estructura con marcos articulados que salvan las grandes luces. Los cerramientos perimetrales son cierros metálicos que facilitan incorporación de luz natural y ventilación como condición de diseño. Las dependencias de servicios y deportistas se concentran en un edificio único de hormigón visto que está incorporado a los niveles de terreno.

Fue relevante en la elección de los materiales, la durabilidad y la mantención. Se optó por especificaciones de alta resistencia al uso y el clima interior.

 

 

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