Arquitectura en acero

Una galería de arte es un edificio en general bastante cerrado que debe conjugar en su ecuación una máxima disponibilidad de muros y espacios de exhibición con una abundante y uniforme iluminación (natural y artificial) y un acondicionamiento físico ambiental que provea condiciones de temperatura y humedad que aseguren la estabilidad y durabilidad del material de exhibición. Lo anterior puede llevar a la aparición de volúmenes herméticos que, eventualmente dificulten su integración en determinados entornos urbanos. Es el caso de este barrio residencial de Seúl de pequeñas callejuelas y viviendas unifamiliares, en el presente viviendo un proceso de transformación con la aparición de  nuevos usos de comercio exclusivo, galerías de arte y locales de gastronomía. Como una manera de mitigar la geometría de apariencia tosca y hermética, se decide recubrir el edificio con una malla de acero inoxidable que suaviza el contorno y genera un manto tenue y misterioso en torno a él. La malla utilizada es la adaptación de la cota de malla, tradicional tejido utilizado en las armaduras que combina resistencia y flexibilidad gracias a la forma en que están conectados los anillos que la conforman, permitiendo adaptarse muy bien al contorno del cuerpo que protegen. El  programa de recintos se resuelve en base a una construcción de hormigón armado en torno a la sala central de 16 x 9m y 6m de altura, destinando al subsuelo algunos de los recintos como una forma de mantenerse en la escala y grano del entorno. El volumen de la sala principal se ilumina cenitalmente gracias a lucernas apoyadas en dos vigas de acero longitudinales (sólo se ven en el corte) que entregan luz natural. Las circulaciones verticales se extruden de la geometría ortogonal de la sala mediante cuerpos laterales, como las escaleras que atienden tanto el subterráneo como la subida a la terraza mirador sobre la cubierta. La estructura de acero de estos cuerpos es recubierta también en malla o en vidrio laminado curvo. El sistema de fijación de la malla cuenta con un mecanismo de fijación y tensión perimetral que queda oculto y permite que la malla encuentre su propia forma y desarrolle un pretensado que minimiza la concentración de tensiones. Apoyado en el desarrollo de un proceso computacional para modelar la forma en que la malla se ajusta al volumen permitió al fabricante de la malla crear modelos de ingeniería finita y determinar con precisión la posición de cada uno de los 510.000 anillos que conforman la malla. Desde el punto de vista de la ingeniería de fachadas, el resultado abre enormes posibilidades de una exploración de superficies atmosféricas.

F. Pfenniger